El Papa ha alertado en su tercer día en la República Democrática del Congo de la “brujería” y el “ocultismo” que atrapan a la sociedad en “las garras del miedo” y ha instado a los jóvenes del país a dejar de lado “el tribalismo” que, en un principio parece “fortalecerlos en su grupo”, pero que, en cambio, representa “la negación de la comunidad”.

“Piensen también en la dependencia del ocultismo y de la brujería, que te atrapan en las garras del miedo, de la venganza y de la rabia. No se dejen encantar por esos falsos paraísos egoístas, construidos en base a la apariencia, los beneficios fáciles o unas religiosidades desviadas”, ha declarado el pontífice en su reunión con un grupo de jóvenes en el estadio de los Mártires de Kinshasa, capital del país de África con mayor número de católicos, y uno de los lugares del mundo donde las vocaciones siguen creciendo.

El Pontífice argentino también ha alertado de “la suciedad de la corrupción” que ha definido como la virtud de “mantener las manos limpias” porque “las manos que trafican con dinero se manchan de sangre”. “Si alguno te intentara sobornar, te prometiera favores y riquezas, no caigas en la trampa, no dejes que te engañen, no permitas que te engulla la ciénaga del mal”, ha instado.

Por otro lado, ha advertido de “la tentación de señalar a alguien con el dedo, de excluir a otro porque tenga un origen distinto”, actitudes que ha enmarcado en el “regionalismo” o “el tribalismo”. “Es más fácil condenar a alguien que entenderlo; pero el camino que Dios nos indica para construir un mundo mejor pasa por el otro, por el conjunto, por la comunidad. Es hacer Iglesia, ampliar horizontes, ver en cada uno el propio prójimo, hacerse cargo del otro”, ha remachado.

El Papa también ha hecho referencia a la influencia de las redes sociales en la vida de los jóvenes al señalar que “a veces los confunden”. “No podemos conformarnos con el mero interactuar con personas lejanas e incluso falsas. La vida no se escoge tocando la pantalla con el dedo. Es triste ver jóvenes que están horas frente a un teléfono. Después de que contemplaran tanto tiempo la pantalla, los miras a la cara y ves que no sonríen, la mirada está cansada y aburrida”, ha agregado.

El papa Francisco acaricia a una víctima de violencia del este del Congo, en la Nunciatura Apostólica de Kinsasa, en la República Democrática del Congo, el miércoles 1 de febrero de 2023.

Tras saludar a la multitud a bordo del papamóvil, el Pontífice ha escuchado varios testimonios y ha pronunciado su discurso en ese recinto deportivo con capacidad para 80.000 personas en el que ha instado a no creer en “las tramas oscuras del dinero”. “Ser honestos es resplandecer en el día, es difundir la luz de Dios, es vivir la bienaventuranza de la justicia: vence al mal, haciendo el bien”, ha asegurado.

Asimismo, ha centrado su alocución en la necesidad de perdón para reconciliar a la sociedad en la RD del Congo, un país herido por la guerra y la violencia. “Perdonar no significa olvidar el pasado, sino no resignarse a que se repita. Es cambiar el curso de la historia. Es levantar al que ha caído. Es aceptar la thought de que nadie es perfecto y que no sólo yo, sino que todos tienen el derecho de empezar de nuevo”, ha dicho.

Del mismo modo, ha asegurado que el cristiano “no ama sólo a aquellos que lo aman, sino que sabe detener con el perdón la espiral de las venganzas personales y tribales” y ha nombrado al beato Isidoro Bakanja, que fue torturado durante mucho tiempo porque no había renunciado a dar testimonio de su piedad y había propuesto el cristianismo a otros jóvenes.

Francisco, que se desplaza en silla de ruedas por dolores de rodilla, se reunirá en unas horas con el primer ministro, Jean-Michel Sama Lukonde, en la nunciatura apostólica, la “embajada” de la Santa Sede en el país. Después acudirá después a la catedral Notre-Dame del Congo, construida en 1947, donde dará otro discurso ante curas y religiosos.

Como es recurring en sus viajes, Francisco concluirá esta tercera jornada de visita con un encuentro privado con miembros de la Compañía de Jesús.